Laura Wright

Un cuento de hadas

Su padre quería que encontrara novia, mientras que el príncipe Maxim prefería continuar soltero. Así que decidió contrariarlo saliendo con Francesca Charming, una plebeya con la que jamás podría casarse. Pero pronto se dio cuenta de que aquel plan de seducción era demasiado peligroso… y ahora su corazón corría peligro.
La veterinaria Francesca Charming no creía en los cuentos de hadas, aunque los besos de aquel príncipe estaban consiguiendo que se replanteara tal incredulidad. Fran sabía que aquello no podría continuar… a menos que encontrara la manera de llegar al <<y fueron felices para siempre>>.
Él planeaba seducir a Cenicienta… Pero ella cambió las reglas del juego.


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Lejos de casa

Dan Mason vivía solo en la Montañas Rocosas y quería seguir así, sin compañía alguna. No obstante, no podía negarle su ayuda a una dama en apuros, especialmente a una belleza como aquella que había perdido la memoria a causa de un accidente. Aunque tener que compartir su diminuta cabaña con ella era una enorme tentación…
Quizá Ángel no supiera quién era, pero sí estaba segura de no haber conocido jamás a un tipo tan sexy como aquel lobo solitario. Por mucho que Dan hubiera construido un muro alrededor de su corazón, Ángel estaba empeñada en devolverle la vida… y sabía que iba a hacer falta mucho más que un ardiente beso…


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Pasión desbordada

El príncipe Alexander Thorne tuvo que replantearse su vida cuando rescató a una atractiva pelirroja y se rindió a la pasión que surgió entre ellos de inmediato.Todo parecía indicar que la bella Sophie Dunhill daría a luz a su heredero, por lo que Alexander estaba obligado a mantenerla muy cerca de él. Sophie apreciaba mucho su libertad, y no tenía la menor intención de quedarse en aquel pequeño país por mucho tiempo. Los besos apasionados y las noches ardientes no eran suficiente para ella. ¿Podría con su amor hacer que un hombre obsesionado con la obligación se dejara llevar por la pasión?
Había prometido no volver a dejar que una mujer mandara en su corazón. 




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