Joanne Rock

El camino del placer

Es la continuación de un poco de emoción de la misma autora
¿Seria la emoción de la persecución, o el placer de ser encontrados?
La idea de seguir a aquel sexy desconocida había surgido como un juego. Solo quería pasar unas horas con el y luego seguiría adelante, pero no imaginaba que la persecución podría volverse en su contra. Ahora era Lexi la perseguida... y todo indicaba que lo que ambos iban a encontrar iba a ser algo mas que unas horas de placer...
El detective de policía Josh Winger no había sufrido jamás una persecución como aquella. En lugar de concentrarse en su misión de incógnito no podía dejar de pensar en la guapísima Lexi Mansfield. Y era muy difícil tratar de escapar dc esa mujer cuando tenia la cabeza llena de fantasía,, protagonizadas por ella. En realidad no deseaba que la persecución acabara. 


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Normas de seducción

Los polos opuestos se atraían...
Summer Farnsworth era una experta en romper reglas. ¿Cómo explicarse, entonces, su atracción hacia el señor Correcto, Jackson Taggart? Era arrebatadoramente atractivo, ¡pero con una camisa almidonada hasta el cuello! Sin embargo, tras unos cuantos besos apasionados, Summer se sintió tentada de acatar las reglas de la seducción, aunque sólo fuera por un par de días.
Jackson sabía que todo sería mucho más simple si sólo quisiera una aventura. Pero el desinhibido comportamiento de Summer lo había cautivado, y le harían falta más que unas pocas semanas para satisfacer su deseo. De modo que, armado con unas cuantas técnicas de seducción, Jackson empezó a convencer a Summer de que las chispas más ardientes brotaban en la atracción de los contrarios.


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Salvaje y maliciosa

Fuera como fuera se iba a salir con la suya…
Kyra Stafford estaba harta de su mejor amigo y chico malo del pueblo, Jesse Chandler. Tenía que quitárselo de la cabeza de una vez por todas si quería seguir adelante con su vida. Seguro que una… o dos noches de pasión con él la ayudarían a superarlo. El problema era que tenía que conseguir seducirlo y a lo mejor la proposición de intercambiar favores sensuales por su libertad le daba razones para pasearse con ella por el lado salvaje.
Quizás se había ganado a pulso su mala reputación, pero estaba orgulloso de una cosa: jamás había  intentado seducir a su amiga Kyra. Claro que ella tampoco se había comportado nunca del modo en que lo estaba haciendo ahora… Y cuando acabó su única noche de pasión se dio cuenta de que no podría dejarla marchar. Y, dado que ella no quería ni oír hablar de compromisos, estaba claro que iba a tener que buscar algunos métodos de persuasión…


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Torre de marfil

Madeline Watson no podía creer que la universidad hubiera rechazado su proyecto de estudio sobre los ritos humanos de apareamiento aduciendo que una buena chica como ella no era capaz de enfrentarse a tan arriesgado tema. Quizás su experiencia en el asunto no era del todo completa, pero estaba a punto de cambiarlo con la proposición que le había hecho a Cal Turner, el chico malo del campus. Con la ayuda de tan apuesto profesor, aprendería todos los secretos del deseo... y lo divertido que era ser una chica mala.
Cal había decidido cambiar una reputación que se había granjeado a lo largo de toda su vida. Eso significaba que no podía arriesgarse a tener una aventura con la deliciosa Madeline, pero era tan difícil no aceptar su tentadora proposición... Quizás pudiera darle algunas clases particulares, ellos dos solos estudiando el arte de la seducción. Hasta que la pasión se volvió demasiado arrolladora y Cal empezó a preguntarse quién era en realidad el profesor.


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Un poco de emoción

Amanda Mathews había grabado una cinta de sí misma haciendo un striptease de lo más seductor con el fin de poner algo de emoción en su vida. Pensaba que con aquello podría tentar a cualquier hombre. Era una pena que precisamente la persona para la que había grabado aquella cinta nunca llegara a verla...
El detective Duke Rawlins jamás había visto un vídeo de seguridad como aquel. Se había quedado anonadado con la imagen de Amanda Mathews. Después de saber lo que se escondía debajo de su ropa, no podría volver a perderla de vista...
Amanda no podía creer que fuera tan maravilloso estar bajo vigilancia. Y, ya que Duke tenía que llegar al fondo de aquel caso, ¿qué mejor que ayudarlo en todo lo que estuviera en su mano?




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